Viñateros del Valle del Biobío apostarán por la asociatividad
• La Asociación Gremial de Viñateros de Yumbel que también integra a productores de las comunas de San Rosendo y Cabrero se beneficiará del trabajo colaborativo que busca desarrollar un nodo financiado por el Comité Desarrollo Productivo Biobío y ejecutado por la Universidad Técnica Federico Santa María sede Concepción.
Un trabajo asociativo en todos los sentidos. Esa es la consigna detrás de un trabajo articulado entre diversos actores públicos y privados que tiene como objetivo impulsar el trabajo de un grupo compuesto por los más de 40 viñateros activos que tiene la Asociación Gremial Yumbel, en su mayoría productores de vino artesanal de uva país, quienes comenzaron el primer año de trabajo de tres que promete el nodo y que implica un aporte anual cercano a los 40 millones de pesos.
En el origen de la iniciativa está un trabajo integrado entre la Seremi de Agricultura de la región, el Consejo Regional de Producción Limpia y Copeval Desarrolla, quienes junto a la entidad de Corfo y la Universidad Técnica Federico Santa María se unieron al grupo de viñateros con la intención de fomentar el trabajo de este sector vitivinícola de la región, tal como se realiza hace tiempo con la zona del Valle del Itata.
Y es que ambos sectores presentan potencialidades parecidas. Ambos cuentan con cepas patrimoniales distintivas y un trabajo único de tratado de los viñedos, heredado por generaciones, según cuentan los propios viñateros, quienes estiman que sus parras tienen más de 300 años de historia.
Según afirma Danilo González, Presidente de la Asociación y viñatero de la zona de Yumbel este trabajo apunta al reconocimiento, “lo importante es que logremos destacar como un patrimonio, una parte cultural de nuestro trabajo porque esto tiene todo una trayectoria. Estas viñas son las madres del resto de las cepas (..) este es un vino y una plantación de prestigio que tiene mucho que rescatar”, indica el productor.
González sostiene además que la producción de los viñateros es de alrededor de 240 hectáreas alcanzando una producción de un millón 600 mil kilos de uva lo que redunda en 900 mil litros de vino, donde destaca el malbec de la zona de San Rosendo, mientras que en Cabrero y Yumbel prima la cepa país, algo de cabernet sauvignon y la blanca Italia.
Este trabajo forma parte de una serie de acciones destinadas a fortalecer el sector vitivinícola y que tienen origen en la mesa del vino regional que lidera la Seremi de Agricultura. El titular de la cartera, Rodrigo García, destacó que “desde nuestro punta de vista como Gobierno, esto ayuda a un número importante de agricultores de uva y elaboradores de vino insertos en una zona con pocas alternativas productivas, por tanto, este trabajo puede contribuir de buena manera a la calidad de vida de estas familias”.
García destacó además que este trabajo esté apoyado por el Comité Desarrollo Productivo de Corfo, que con este tipo de ayudas contribuye al anhelo descentralizador que guía su origen, al focalizar territorialmente la entrega de recursos de acuerdo a las necesidades regionales.
Diferenciación y producción limpia
Este proyecto pretende ir en rescate del patrimonio agroalimentario de un territorio que actualmente viene registrando una merma considerable en la productividad y rentabilidad de la agricultura. Es por ello que quienes liderarán el trabajo directo con los viñateros apuntan a que éstos logren crear una mayor diferenciación a través de un producto con identidad que logre satisfacer necesidades actuales del mercado.
Consultada sobre los resultados esperados, Karla Mesina, coordinadora del proyecto por parte de la Universidad Técnica Federico Santa María, explica que “queremos lograr que toda la producción sea unificada, que logren estándares de calidad y una marca que los identifique como territorio Valle del Biobío”.
En ese sentido, Mesina explica que es clave que puedan generar algunos espumantes con sabores frutales endémicos ya que hoy son productos muy demandados por quienes buscan cosas más naturales, menos procesadas, potencialidades que la uva país al menos puede ofrecer en un mercado de productos gourmet que crece a una tasa del 30% anual.
Además, otro valor agregado es que los productores asociados en el nodo, avanzarán en un acuerdo de producción limpia para alcanzar niveles de sustentabilidad en sus procesos. Glenda Montero, secretaria regional del Consejo de Producción Limpia explica que “la idea es que podamos definir en conjunto con los viñateros metas y acciones para el logro de este acuerdo. El objetivo es que comprendan la importancia de incorporar medidas de producción limpia que les permitan ser más rentables y además tener un sello distintivo”.
Entre las acciones que realizarán los viñateros durante el primer año de trabajo, además de los talleres y capacitación, se contemplan acciones de visibilización que permitan mejorar aspectos comerciales y con ello, un incremento en las ventas de los productores.